domingo, 23 de noviembre de 2008

Untermsnchen


Untermsnchen

Respiró agitadamente buscando una salida.
Pero la alambrada continuaba en el horizonte, latigueándole en el alma. Avisándole de que su futuro estaba en Auschwitz, negro y tenebroso cual pesadilla.
Sin embargo, aquello no era un delirio, el dolor que sentía era real. Tanto como las heridas aún sangrantes producidas de los azotes que le propiciaban frecuentemente entre sus alaridos y sus titubeos producidos por sus titubeos al pronunciar el alemán.
Alzó la vista al cielo y gritó.
Estaba harto de ser tratado como un ser inferior, una mutación que nunca debió abrir los ojos.
Hastiado de tener que soportar las humillaciones, los latigazos, la oscuridad y sobre todo, le dolía no tener a Amira.
No sabía nada de ella desde que los soldados le obligaron a cambiar al contrario de su dirección. Hogaño, estaban separados por una barrera inquebrantable para su desnutrido cuerpo, cansado y al borde de la muerte. Y esa separación, le lastimaba más que los golpes. Era invisible, pero siempre estaba; dañándole al respirar.
Necesitaba sentir sus labios fundiéndose con los suyos, precisaba su mirada limpia donde podía ahondar en su mente. Le faltaban sus caricias, su cuerpo.
Le urgía estrecharla en sus brazos y desahogarse en ellos. Saber que había algo por lo que debía luchar.
Llegó hasta aquella muralla de dos metros de altura. Le parecía interminable y deseaba pensar que en cualquier momento, el viento se llevaría con él sus ladrillos.
Palpó aquella sólida estructura como hacía cada día y suspiró. Alguien debía de escucharle en el otro lado, oír sus palabras de amor, sus canciones… Y quería creer que Amira las escuchaba con los ojos empapados en lágrimas, como él. Que el corazón se le emblandecía al atender su quebradiza voz al susurrar un débil te amo.
No dijo nada.
Sintió su presencia, su arrolladora existencia esperándolo.
Sus labios se alargaron para formar una sonrisa. ¡Hacía tanto tiempo desde la última vez que había sonreído! Y por primera vez después de eones, se olvidó de todo. El odio a la SS, el miedo a las revistas, el dolor… Sólo tenía presente la imagen de Amira.
Lo primero que le llamó la atención a Maor fueron sus ojos marrones, capaces de ver en ellos la paz en la guerra, la ternura en mitad de la muerte. Su nariz era redonda y quizás graciosa. Y debajo de ella, unos labios rojos, carnosos. Mirarlos era caer en la tentación, dejarse llevar por la lujuriosa sensación de placer.
Maor erró y cuando los observó por primera vez, deseó besarlos y si debía morir, quería que fueran en ellos.
Su cabello caía en cascada sobre sus hombros, ondulado y con cierto aroma a frutas silvestres.

Y escuchó su risa, cristalina y pura. Capaz de transportarlo a cualquier otro lugar. Mejor dicho, a su mundo. Un planeta liso donde tres soles giraban a su alrededor y ni siquiera el telescopio más potente podría acercarse a la Tierra.
El corazón de Maor latía con fuerza al compás de una danza invisible, maravillosa. Y por fin, pudo pronunciar su nombre. Una palabra que contenía un volcán.
-Amira.
Los segundos que pasaron antes de escucharla se le hicieron interminables, donde un sinfín de interrogantes se alzaron en su cerebro. ¿Se habría equivocado y estaría escuchándolo un soldado aguantándose la risa? ¿Estaría volviéndose loco?

-Maor.

¡Era su voz! Era ella. La emoción se palpaba en sus palabras, sin embargo, Maor vio algo más en ellas: la tristeza y el miedo. Le enfureció.

-Estoy aquí, princesa. Sabes que no te voy a dejar nunca, lo sabes, ¿no?

-Sí-susurró-. Pero ahora ya no puedes cumplir tu promesa.

-¿Por qué?

-Nos van a trasladar a Birkenau, a matarnos.

2 comentarios:

Lucía Martínez dijo...

Uff... Qué emocionante! Me recuerda a la película de La Vida es Bella, 2 personas que se aman separadas de una manera muy injusta... y encima con un hijo inocente que no tiene culpa de nada... creo que no he llorado más en mi vida con una película U.U
El texto es tuyo? Está muy, pero que muy bien.

Cómo van los exámenes? yo por ahora ya he acabado, ahora las esperadas vacaciones :)

Te leo pronto! ^^

Gine dijo...

Hi ^^
¿A que no me esperabas? xD. He leído el trocito y... pues no sé qué decir. Me ha parecido una historia preciosa. Ella es judía, ¿no? =(. ¡Casi lloro mala! Sobre todo con lo último que dice ella >___< y su descripción ha sido preciosa, por supuesto. Los pensamientos de Maor han sido claros y concisos, me parecía a mí estar acariciando la piedra... uuh, menos mal que no vivimos en esa época xD.

Un beso hermosha ;D